Verónica, a diferencia de su hermana, creció siendo una mujer ambiciosa. Consciente de que ni su belleza, ni su gracia superaban las de Lucía, se concentró en aprender lo que más pudo del negocio de su padre, en asistir a todos los cócteles y en fijarse bien quién sería su marido.
Así, cuando el negocio de su padre ya no era tan próspero, Verónica no tuvo ninguna dificultad en seducir a Roberto de la Torre. Este exitoso empresario de una farmacéutica, quedó encantado con la decidida y ahora muy atractiva mujer, pues la mayor de las Ríos no tuvo ningún reparo en hacerse ciertos tratamientos estéticos que con la rapidez de la recuperación la convirtieron en una hermosa mujer.
Verónica es ambiciosa, vanidosa, frívola y materialista, pero en el fondo, quiere a su familia aunque no sabe cómo demostrarlo o simplemente está muy ocupada en el salón de belleza o con su cirujano plástico.
Es territorial y difícilmente olvida las ofensas, por eso, cuando llega su hermana deportada de los Estados Unidos, sus rencores reviven y no está dispuesta a hacerle la vida tan fácil a Lucía.
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