A lo largo de su vida, Esteban se vio afectado por el comportamiento errático y distante de sus padres. Mientras la infancia del heredero Sanmiguel transcurría en soledad, éstos dedicaban la mayoría de su tiempo al trabajo y a las numerosas reuniones sociales a las que eran invitados y a las que, por supuesto, les encantaba asistir. Sólo al día siguiente se acordaban de preguntar con quién había quedado Esteban y si había comido o no.
La falta de cariño de sus padres hizo que Esteban fuera un niño malcriado, rebelde y caprichoso. Con el transcurso de los años, el joven aprendió a ocultar sus sentimientos y a mostrar siempre una actitud agresiva y cínica hacia la vida.
Su adolescencia siguió sin cambios por parte de sus padres. Ellos, ausentes aún de la vida de su hijo, ignoraban que los peores hábitos y vicios rondaban el entorno del joven y gracias a ese vacío afectivo, Esteban no demoró en comenzar a vivir experiencias poco sanas que, a toda vista, un joven de su edad no debería vivir. Primero fue el licor en abundancia y de todas las clases, sabores y marcas. Luego las drogas, desde las más "suaves" o "inofensivas" hasta las más duras y peligrosas.
Esteban se vuelve en una pesadilla para Alejandra. Ella se convierte para Esteban en una especie de obsesión. A pesar de que él continúa en su relación sentimental con Isabella Domínguez, Alejandra se transforma en el objetivo que debe y tiene que alcanzar. El rechazo de la joven y la dificultad para conquistarla lo irrita y se lo tiene que cobrar de alguna forma. Su obsesión se multiplica cuando Alejandra se hace novia del pobretón y don nadie de la clase: David Robledo.
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